El encuentro anual del World Economic Forum en Davos celebrado el pasado mes de enero nos ha dejado la 11ª edición de su Informe de Riesgos Globales.
Dicho Informe (disponible aquí en inglés) contempla la opinión de casi 750 expertos sobre el impacto y posibilidad de ocurrencia de 29 riesgos globales (económicos, medioambientales, geopolíticos, sociales y tecnológicos) en un horizonte temporal a 10 años vista.
En todo el Informe se pone de manifiesto la amenaza para la sostenibilidad económica, social y medioambiental de nuestro mundo que constituyen los 29 riesgos analizados.
¿Qué riesgos globales son los más importantes?
Como podemos ver en el siguiente cuadro en el que consta la evolución de los riesgos desde el primer informe de 2007, en términos de probabilidad de ocurrencia los riesgos más probables son la inmigración involuntaria a gran escala, los fenómenos meteorológicos extremos, el fracaso en la mitigación y adaptación al cambio climático, los conflictos entre Estados con consecuencias regionales, y grandes catástrofes naturales. En cuanto a importancia de los impactos de los riesgos, los más importantes son el fracaso en la mitigación y adaptación al cambio climático, las armas de destrucción masiva, las crisis por el agua, la inmigración involuntaria a gran escala, y un cambio severo en el precio de la energía.
Observamos claramente que los principales riesgos son causados por el cambio climático y sus consecuencias (fallo en la adaptación/mitigación, catástrofes naturales, crisis por el agua, y en parte también culpable de la inmigración no deseada de personas que irá creciendo con el tiempo a medida que muchos países padezcan con más intensidad las graves consecuencias del cambio climático).
Para más preocupación en el ámbito ambiental, no debemos dejar de contemplar que dentro del riesgo de cambio severo en el precio de la energía (que a priori y superficialmente podríamos decir que tiene consecuencias positivas para los países que compran energía -o las materias primas con la que generarla- y negativas para quienes la venden) podemos encontrarnos con un hándicap muy importante que se produciría si el precio de las energías no renovables se abaratara de tal manera que se perdieran incentivos económicos para seguir implantando e investigando en el campo de las energías renovables.
Un menor interés por las energías limpias resultaría sin duda en un impacto muy negativo en el cambio climático y por ende en las consecuencias antes citadas agravando mucho la situación. Sin ir más lejos, con el levantamiento de las sanciones internacionales a Irán y su entrada a máximo rendimiento en el mercado del petróleo puede que estemos viviendo los primeros pasos en ese sentido.
¿Cuál es la evolución de los riesgos globales?
En cuanto a la evolución de los riesgos globales entre el informe del año pasado y el de este, es de destacar cómo se ha disparado tanto en términos de probabilidad de ocurrencia como de impacto el riesgo de migraciones involuntarias a gran escala, con los retos y conflictos sociales y de ayuda humanitaria que ello conlleva. Otros riesgos como el fallo en la mitigación/adaptación del cambio climático, la deflación, el cambio en el precio de la energía, la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas o una profunda inestabilidad social también han aumentado tanto en probabilidad de ocurrencia como en impacto previsible, aunque en mucha menor medida comparados con las migraciones involuntarias.
Afortunadamente, otros riesgos han disminuido desde el año pasado, como la el de propagación de enfermedades infecciosas, el colapso de infraestructuras de información críticas o el colapso o crisis de los Estados.
¿Qué riesgos son más acuciantes?
Por lo que respecta a cómo se ven los riesgos en cuanto a proximidad temporal, podemos observar en el gráfico siguiente que a corto plazo (18 meses) y a largo plazo (10 años) se observan muchas diferencias entre los 5 riesgos previstos más graves. Mientras que el corto plazo está marcado, obviamente, por la actualidad que estamos viviendo (migraciones involuntarias, colapso o crisis en los Estados, conflictos entre Estados, desempleo o empleo precario, o fallo de gobiernos nacionales), en el largo plazo se vislumbran otro tipo de riesgos derivados en gran parte del cambio climático como comentábamos anteriormente (crisis del agua, fallo de mitigación/adaptación al cambio climático, fenómenos meteorológicos extremos, crisis alimentarias o profunda inestabilidad social).
A la luz de estos datos, está muy claro que se han de realizar muchos esfuerzos para adaptarnos y mitigar el cambio climático, por las consecuencias que tiene en otros riesgos globales. Si el cambio climático no se estuviera produciendo otros riesgos derivados no tendrían un grado de probabilidad de ocurrencia ni un impacto tan elevado. Anteriormente hemos hablado en el blog sobre si realmente estamos dispuestos a detenerlo, y también hemos discutido si los esfuerzos realizados y los compromisos futuros serán suficientes o directamente “llegamos muy tarde”.
¿Qué riesgos globales inciden más en la posibilidad de hacer negocios?
Centrándonos en qué riesgos son más amenazantes a la hora de hacer negocios, el Informe nos revela que difieren considerablemente de un país a otro, aunque emergen algunos patrones. En las economías desarrolladas, los riesgos económicos, como las burbujas de activos y las crisis de escala son una prioridad en la agenda de los negocios, y otra preocupación está también presente en los riesgos tecnológicos, como pueden ser los ataques cibernéticos y el robo de datos.
En el siguiente gráfico podemos ver cuáles son los principales riesgos para los negocios desde una perspectiva geográfica, datos que son extraídos de la Encuesta de Opinión de Ejecutivos (EOS) que determina la visión de más de 13.000 ejecutivos de 140 países sobre una amplia gama de cuestiones socio económicas.
Dentro de esas diferencias geográficas, podemos determinar un ranking de cuáles son los riesgos que más se repiten a la hora de realizar negocios. El riesgo que más que aparece más veces como riesgo principal es el desempleo o empleo precario, seguido por los cambios en el precio de la energía.
España es uno de esos casos en los que el desempleo o empleo precario está en lo alto de la lista. La crisis de estos años pasados junto con las perspectivas de cambios en oficios y sectores, baja cualificación de trabajadores, plantean un presente y futuro bastante preocupante si no se soluciona el problema.
Tal y como dice el Informe, los sistemas educativos deben ser diseñados para centrarse en aprender a aprender y en la colaboración. Como el trabajo basado en el conocimiento cada vez más estará a cargo de la tecnología, hay que educar a las generaciones futuras en las habilidades donde todavía se puede esperar que los seres humanos puedan superar a las máquinas -atributos basados en la colaboración- tales como el trabajo en equipo, la interacción, las relaciones y la sensibilidad cultural. En un futuro cada vez más automatizado, el valor vendrá de la inteligencia emocional y contextual.
Una sociedad moderna debe afrontar su futuro con decisión, sin mirar para otro lado, más allá de países y culturas, afrontando los riesgos y los retos que éstos crean, aportando soluciones y desarrollando las tecnologías necesarias para minimizar la ocurrencia y el impacto de los riesgos, y superando las dificultades generadas por la complejidad de los problemas, por la gran cantidad de variables que intervienen y por la interconexión entre ellas.
No en vano, de solucionar o minimizar estos riesgos depende la sostenibilidad de la sociedad y también del planeta Tierra.
¿Nos ponemos manos a la obra o miramos hacia otro lado?
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