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Por casi todos es conocida ya la frase referida a los servicios gratuitos en internet de “si aquello que recibes es gratis, es que realmente el producto eres tú”. Esa afirmación no es sólo cierta sino que ha quedado realmente patente en el escándalo en el que se ha visto implicado Facebook.
El viernes 16 de febrero, Facebook anunció la cancelación de la cuenta en la red social de la empresa británica de explotación de datos Cambridge Analytica por usar datos recopilados de manera inapropiada de los usuarios de dicha red.
Cambridge Analytica utilizó información proveniente de entre 30 y 50 millones de ciudadanos de Estados Unidos que habían sido inicialmente recopilados por el académico de la Universidad de Cambridge, Aleksandr Kogan.
Los datos se recolectaban a través de la contestación a una encuesta (gratificada con unos 2$) que tenía como únicos requerimientos ser estadounidense y descargar una app de Facebook que obtendría información sobre el encuestado y su red (p.e. datos demográficos básicos y “me gusta” de categorías, lugares, personas famosas, etc.).
Ese conjunto de datos iba a ser utilizado sólo para fines de investigación académica de manera agregada y sin posibilidad de identificar a sujetos individuales, pero no fue así.
Facebook fue conocedora de estos hechos y pidió a la empresa que destruyera estos datos en 2015, lo cual no sucedió realmente.