
Veinte años después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicara su histórico primer Informe sobre la salud en el mundo, se ha avanzado mucho en ese ámbito, aunque de una manera lenta que requiere seguir dando pasos decididos.
Tras comprometerse a cumplir una serie de objetivos de mejora de la salud mental, los estados miembros de la OMS adoptaron el Plan de Acción Integral de Salud Mental 2013-2030, centrado en fortalecer el liderazgo y la gobernanza, la atención de base comunitaria, la promoción y la prevención, y los sistemas de información y la investigación.
Pero en su último análisis de 2022 titulado “Informe sobre la salud en el mundo: transformando la salud mental para todos”, la OMS resalta que en la mayor parte del mundo el enfoque de la atención sanitaria sigue siendo el mismo y los problemas de salud mental siguen cobrándose un alto precio en la vida de las personas, mientras que los sistemas y servicios de salud mental siguen estando mal equipados para satisfacer las necesidades de la gente.
Continuar actuando como siempre no es el camino a seguir, cuando aún existen amenazas globales a la salud mental que dificultan el progreso hacia la mejora del bienestar, como las crecientes desigualdades sociales y económicas, los conflictos prolongados, la violencia y las emergencias de salud pública.
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