
Aunque la escala de las futuras necesidades de adaptación dependerá del éxito de los actuales esfuerzos de mitigación, nos encontramos en la actualidad ante un enorme déficit de inversión para hacer frente a los impactos climáticos que ya se han producido, por lo que es necesaria la utilización de instrumentos que cambien esa situación.
Se estima que los costes anuales de adaptación para los países en desarrollo estarán en una horquilla que va entre los 140.000 y los 300.000 millones de dólares anuales de aquí a 2030, y entre los 280.000 y los 500.000 millones de dólares anuales para 2050, todo ello para adaptarse a un futuro con un aumento de 2 °C sobre niveles preindustriales.
Sin embargo, estas estimaciones probablemente subestiman la necesidad real si se tienen en cuenta las necesidades de capital para realizar las inversiones en infraestructuras existentes y futuras que sean resilientes al cambio climático.
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