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En la actualidad, es un hecho indiscutible que la reputación del CEO de una organización es importante para el éxito ésta y es, además, uno de sus activos más valiosos y competitivos.
Según un informe de Weber Shandwich, se estima que casi la mitad de la reputación de una compañía está relacionada directamente con la reputación de su director ejecutivo, justo por detrás de la calidad de los productos/servicios de la empresa, su desempeño económico y el sector de la empresa.
Un vínculo entre el CEO y la reputación corporativa, que se espera que no solo no va a desaparecer sino que será todavía más importante en los próximos años.
El papel de los altos directivos es cada vez más complejo. Solo liderar a los compañeros de trabajo y organización de la compañía ya no es suficiente.
El directivo debe participar personalmente en el liderazgo externo, generando una reputación con todos los grupos de interés de la compañía.
Esto cambia la especificación de los requisitos clásicos de un directivo y le añade un liderazgo comunicativo.