cambio climático, economía circular, rsc, sostenibilidad, tendencias

Solo el 9% de la economía es circular.

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No sólo es un porcentaje mucho más bajo del deseable sino que además parece que está muy lejos de aumentar claramente según el informe The Circularity Gap Report 2019, realizado por la empresa social Circle Economy que tiene como misión acelerar la implementación práctica y escalable de la economía circular.

El informe fue presentado en Davos durante la última reunión anual del Foro Económico Mundial, y en él se destaca el amplio margen existente para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la aplicación de principios circulares (reutilización, re-fabricación y reciclaje) a sectores clave como el de la construcción.

Sin embargo, también señala que la mayoría de los gobiernos apenas consideran medidas de economía circular en las políticas dirigidas a cumplir el objetivo de la ONU de limitar el calentamiento global a 1,5 ° C.

 

El cambio climático y el uso de materiales están íntimamente relacionados.

Para Circle Economy, el objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales solo puede lograrse mediante una economía circular, por lo que la agenda circular y la agenda de reducción de carbono son complementarias.

La extracción de materiales ha impulsado el progreso económico desde la Revolución Industrial, pero a la vez es una de las principales causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por el hombre.

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comunicación, discapacidad, educación

La discapacidad en los medios informativos: una guía de estilo.

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Lamentablemente, vemos casi a diario en medios informativos de todo tipo un tratamiento de la discapacidad y de las personas con discapacidad que dista bastante de ser el correcto en cuanto al lenguaje con el que se hace referencia (ya no hablemos de lo que se dice concretamente, lo cual vamos a dejar fuera de este artículo).

Todavía se siguen leyendo y escuchando expresiones como deficiente, retrasado, retardado, minusválido, discapacitado o, en el mejor de los casos, persona discapacitada, entre otros ejemplos.

Sin querer, ni por asomo, justificar a las personas “de a pie” que usan este tipo de terminología, entra dentro de lo previsible (más allá de que lo puedan hacer a propósito, lo cual no tiene justificación alguna) que lo hagan si no se les ha explicado que esos términos son entre bastante y muy peyorativos para las personas con discapacidad.

Lo que es menos justificable todavía, bajo mi punto de vista, es que los medios de comunicación continúen haciendo uso de esas expresiones.

Unos medios que tienen diferentes guías de estilo de cómo usar lenguaje inclusivo, qué tipo de imágenes deben o no deben emitir, etc., y que parece que desconocen que hay otras que explican cómo utilizar el lenguaje correcto para referirse a las personas con discapacidad.

Los medios de comunicación no solo construyen la imagen de la discapacidad, sino que trasladan a la ciudadanía las maneras de ser y estar en el mundo de la persona con discapacidad, contribuyendo a configurar y definir no solo su idiosincrasia sino su mejor y natural inclusión en la sociedad.

Así mismo, intervienen en los procesos de socialización de las personas, cincelando la cultura de cada colectivo.

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ética, confianza, reputación, riesgos, rsc, sostenibilidad

Cómo beneficiarse del vínculo entre la lucha anticorrupción y los derechos humanos.

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La relación intrínseca entre la corrupción y los derechos humanos es cada vez más conocida y  comprendida por las empresas.

Los impactos adversos en los DD.HH. y la corrupción representan riesgos similares para las empresas, incluyendo zonas de riesgo geográfico coincidentes y los peligros para la reputación y la exposición financiera.

Así se plantea en el informe “Linking Human Rights and anti-corruption compliance” realizado por Joanna Drewert y Kaustuv Banerjee, y publicado por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas.

En las últimas dos décadas, muchas empresas han desarrollado e implementado programas sólidos de cumplimiento anticorrupción en respuesta a la promulgación de normas nacionales e internacionales que exigen a las empresas prevenir, detectar y responder a la corrupción en todas sus operaciones globales.

Ese cumplimiento anticorrupción se ha convertido tanto en una herramienta de mitigación de riesgos como en un medio para incorporar valores éticos en la cultura corporativa.

Por su parte, las responsabilidades corporativas sobre DD.HH. comparten una trayectoria similar.

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