El colectivo de las personas con discapacidad es uno de los grupos en riesgo de exclusión con más dificultades a la hora de acceder a un empleo y también uno de los que padecen una brecha salarial más acusada.
Es conocida la delicada situación que las personas con discapacidad tienen a la hora de formar parte del mercado laboral ordinario. Un mercado laboral ordinario fuera de organizaciones como son los Centros Especiales de Empleo, al cual ya de por sí es complicado de acceder actualmente para las personas sin discapacidad.
Los Centros Especiales de Empleo forman parte del llamado empleo protegido y son, o mejor dicho deberían ser, un mecanismo de tránsito hacia el mercado de trabajo ordinario para las personas con discapacidad aunque en muchas ocasiones no cumplen esa función, convirtiéndose en medios finalistas en sí mismos por diversas razones que deberíamos analizar en otro artículo.
Algunas causas como por ejemplo el incumplimiento de las leyes existentes desde hace más de 30 años, la invisibilidad en los medios de comunicación, las familias sobreprotectoras, los prejuicios sociales, la falta de una accesibilidad universal o dobles discriminaciones por causa de la discapacidad y pertenecer al género femenino, son las que hacen más difícil la integración laboral de este colectivo de personas en todo tipo de organizaciones.