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A pesar de los significativos progresos recientes, el primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que busca la erradicación de la pobreza, sigue siendo un desafío global crítico y las empresas (en alianza con otros actores) tienen un papel fundamental que desempeñar para lograr su consecución.
Las tasas de pobreza han disminuido en todas las regiones, pero el progreso es desigual y muchas comunidades siguen siendo particularmente vulnerables a posibles crisis económicas, inseguridad alimentaria y cambio climático, agravados por los altos niveles persistentes de desigualdad global.
Con los ODS cada vez más reconocidos por los gobiernos, las empresas y la sociedad civil como el marco internacional para avanzar en el desarrollo, se considera que el Objetivo de eliminación de la pobreza brinda una oportunidad particular para revisar la naturaleza de las acciones de las empresas y la presentación de sus informes sobre como contribuyen a ese Objetivo.
Aún así, muchas empresas parecen no apreciar el efecto que la pobreza puede tener o está teniendo en sus negocios, no solo en términos de crecientes riesgos sociales, sino también en términos de las oportunidades comerciales significativas.