
Foto de Brian Yurasits en Unsplash
A pesar de los esfuerzos colectivos a nivel mundial para reducir la producción de los plásticos de un solo y minimizar su impacto en el medioambiente, su consumo continúa aumentando, según un estudio de la fundación australiana Minderoo.
Este tipo de plásticos (que engloban envases y artículos desechables como bolsas, pajitas y cubiertos que se usan una vez y luego se tiran) representan la mayor categoría de aplicación de los plásticos y suponen un tercio de todo este material que se consume en el mundo.
Son el vivo ejemplo de residuo mal gestionado que acaba siendo quemado o vertido en la tierra y en los ríos, desde donde se dispersa al océano y daña la vida marina de forma directa o indirecta, ya que se degrada en partículas de tamaño micro y nanométrico durante meses, años y décadas.
Además, casi todos los plásticos de un solo uso contienen aditivos químicos que mejoran el rendimiento y la estética, varios de los cuales se sabe que son perjudiciales para la salud (con un enorme coste social) y muchos más cuya toxicidad potencial se desconoce.
En 2022, en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente celebrada en Nairobi, se aprobó un acuerdo jurídicamente vinculante para acabar con la contaminación por plásticos. Anteriormente, en Montreal, los gobiernos también colaboraron para acordar un marco de biodiversidad mundial posterior a 2020, destacando el sentido de urgencia necesario para alcanzar los objetivos de biodiversidad de 2050.
Sigue leyendo