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¿Qué es la ceguera ética y por qué se produce?

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Lamentablemente, la toma de decisiones poco éticas en las empresas y organizaciones está a la orden del día y últimamente hemos podido ver diferentes ejemplos.

Sin ir más lejos el año pasado el escándalo más sonado ha sido probablemente el de Volkswagen y el falseamiento de las emisiones de sus vehículos, un caso ya tratado en el blog y que ha hecho que algunos públicos hayan realizado críticas feroces a la RSC como método de gestión de las que podríamos hablar largo y tendido.

Otro de los casos ha sido el del fraude contable de Toshiba que infló sus ingresos entre 2007 y 2014 en más de 1.700 millones de euros, y que para sanear sus cuentas se plantea reducir su plantilla en nada más y nada menos que 7.000 puestos de trabajo.

Anteriormente a estos y también en el mundo del automóvil se han dado otros escándalos por parte de empresas que conocían información relativa a la (in)seguridad de sus vehículos y la ocultaron, con fatídicas consecuencias para los usuarios y a la postre también para las finanzas y la reputación de las empresas.

En definitiva, se producen constantemente casos de falta de ética en empresas de todo tipo y tamaño aunque quizá sólo salen a la luz y son conocidos por la opinión pública los más importantes.

Nos preguntamos muchas veces qué lleva a que se produzcan este tipo de acciones, por qué se rompen las reglas morales y legales de manera continuada. Asumimos que esas acciones están hechas por personas racionales que sopesan los pros y los contras de las mismas, las ventajas y riesgos de realizarlas, y que acaban haciéndolas de manera totalmente intencionada.

Lo anterior es cierto en muchísimas ocasiones, pero también se da el caso de que se toman decisiones poco éticas por parte de personas que no las realizan de manera racional e intencionada, y lo hacen además en contra de sus propios valores personales. Cuando estas personas se dan cuenta de lo que han hecho y cómo choca con su visión de cómo deben ser las cosas, ellas son las primeras sorprendidas por su actuación. Pero mientras se comportan de manera poco ética no se dan cuenta de ello, no ven el daño que causan en otras personas, ni tampoco cómo la dimensión ética de sus decisiones desaparece de su mente.

Esa incapacidad temporal para reconocer que no se está actuando éticamente y no ver las consecuencias de esa actuación es llamada “ceguera ética”. Como vemos, es distinta a la que se toma de una manera deliberada asumiendo que las ventajas de hacerlo son superiores a los riesgos, lo que podríamos definir como comportamiento poco ético. Simplemente bajo la ceguera ética no se tienen en cuenta esos parámetros del bien o el mal, riesgo o beneficio. Aunque el hecho de que ocurra ceguera ética aumenta la probabilidad de que acabe ocurriendo comportamientos poco éticos en algunas personas a la larga.

 

¿Por qué ocurre la ceguera ética?

Pues principalmente porque muchas decisiones no éticas en las empresas y organizaciones no tienen tanto que ver con las personas que toman esas decisiones como con el contexto concreto en el que se toman.

Los contextos pueden ser más fuertes que los valores personales y las buenas intenciones, llevando a buenas personas a tomar malas decisiones, dentro de una percepción reducida de la realidad.

Las personas nos movemos en “marcos”, en esas percepciones reducidas de la realidad, que nos hacen más sencillo tomar decisiones reduciendo la complejidad de nuestro mundo. Esa complejidad reducida ayuda a que enfoquemos nuestra atención en cosas concretas en momentos concretos, con una perspectiva limitada y dejando de lado otras características, hechos y razonamientos que complicarían nuestras decisiones.

Una analogía para explicar el modelo de marcos sería el ver un paisaje a través de una pequeña ventana. Haciendo esto podemos centrarnos y focalizar nuestra atención en un punto concreto del paisaje pero dejando de lado todo aquello que la ventana no nos deja ver alrededor y que es más grande que lo que podemos ver y probablemente tenga un mayor interés.

 

El contexto y sus tres capas.

Podemos diferenciar tres capas diferentes de contexto que refuerzan esos marcos:

  • La situación inmediata: Algunas situaciones pueden ser tan potentes como para que provoquen un comportamiento concreto en las personas independientemente de sus intenciones, su nivel de desarrollo moral, sus valores o razonamientos. Ejemplos de esto serían los casos en los que una persona toma una decisión concreta sólo porque es igual que la que toma otra persona considerada como líder, porque es la que toma la mayoría de gente o porque ha de tomarse en poco tiempo y no se pueden pensar otras alternativas con calma.
  • El contexto organizacional: Las organizaciones tienden a crear visiones del mundo homogéneas y simplificadas entre aquellos que trabajan en ellas. Dentro de las organizaciones se desarrollan rutinas basadas en el feedback positivo por las decisiones tomadas anteriormente, se desarrolla un ambiente competitivo no sólo con el resto de personas y equipos de la organización sino con empresas de la competencia, y con unos objetivos muy fijados de manera muy estrecha. Todo eso favorece crear un clima en el que prima la supervivencia del individuo a cualquier coste, lo cual estrecha el marco para tomar decisiones dejando fuera muchos aspectos que sí serían contemplados fuera de ese contexto organizacional.
  • El contexto institucional o social: Las instituciones basan su funcionamiento en creencias, valores y prácticas que dominan el contexto social en el que las organizaciones están inmersas, y que pueden convertirse en ideologías dogmáticas, como por ejemplo las que podrían ser soportadas por ideologías que se enseñan en determinadas escuelas de negocios y que puedan “empujar” a las personas a romper las reglas del juego y comportarse de manera poco ética si no se piensa desde fuera de ese contexto concreto.

La interacción entre los tres contextos citados es la que da como resultado la ceguera ética, en la que incluso personas con altos niveles de integridad pueden actuar sin ética alguna.

Visto todo lo anterior, vemos que no es sencillo decir a priori el porqué se produce un escándalo debido a una toma de decisiones poco éticas en cualquier organización, puesto que se debe analizar diferente información relativa a los contextos en que se ha tomado y que puede no estar totalmente a nuestra disposición como «observadores externos».

Es obvio que las organizaciones se juegan muchísimo permitiendo que ocurran estos casos tanto de comportamiento poco ético como de ceguera ética, tanto para la salud de sus finanzas como para su reputación corporativa (recordemos que hace unas semanas hablábamos de que la ética y la integridad era uno de los principales vectores de riesgo reputacional).

Recomiendo a los lectores que estén interesados en el tema de la toma de decisiones poco éticas el realizar el curso online “Unethical Decision Making in Organizations” de la Université de Lausanne que está disponible en la plataforma educativa de Coursera y en el cual me he apoyado para escribir este artículo.

 

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3 comentarios en “¿Qué es la ceguera ética y por qué se produce?

  1. Pingback: Tenemos una memoria olvidadiza al respecto de nuestras decisiones no éticas. | El blog de Albert Vilariño

  2. Por supuesto que hay fallos como los que comentas. Y esa falta de ética de quienes toman las decisiones son los mayores y peores fallos, están hechos con total conciencia de ellos y hacen que otras personas se comporten de forma igual o parecida. Sus organizaciones se convierten en el caldo de cultivo propicio para que se genere la ceguera ética en los demás trabajadores. Los comportamientos no éticos acaban siendo lo normal, lo corriente y lo del día a día, pero de una manera que parece que no es algo malo, sino lo normal, lo que hay que hacer, lo que la gente hace, y ahí se pierde la capacidad de reacción, de raciocinio, de crítica, de denuncia, y se terminan tomando decisiones poco éticas por regla general y con total tranquilidad.

    Respecto a la permisividad social yo creo que, aunque también es muy importante, sólo entraría dentro de la ceguera ética en el «contexto social» descrito en el artículo, dejando los otros contextos más de lado.

    Muchas gracias por tu comentario, Clara Inés.

    ¡Saludos cordiales!

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