ética, rsc, sostenibilidad, transparencia

Tenemos una memoria olvidadiza al respecto de nuestras decisiones no éticas.

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De manera un tanto semejante a los comportamientos derivados de la ceguera ética ya tratada anteriormente en el blog, tendemos a no ser conscientes de nuestras malas actuaciones y comportamientos y a olvidarlos más fácilmente con el paso del tiempo que no aquellos que sí fueron llevados a cabo éticamente.

Entre los cinco estudios que recomendaba leer Antonio Vives en un artículo de su blog publicado en el mes de julio y de título “Cinco estudios de interés para los estudiosos de la RSE”, me llamó especialmente la atención el titulado “Memories of unethical actions become obfuscated over time”, de los investigadores Francesca Gino y Maryam Kouchaky.

El estudio es un tanto técnico en cuanto a su contenido matemático y estadístico, por lo que es aconsejable, como comenta Antonio Vives, la lectura de un resumen menos técnico y disponible aquí.

 

La “amnesia poco ética”: un mecanismo de autodefensa.

El artículo, en traducción literal, introduce el término “amnesia poco ética” (o quizá más preciso y mejor dicho, amnesia sobre las actuaciones o comportamientos poco éticos). Podemos referirnos a ella como la situación resultante cuando un mal comportamiento afecta a la memoria de tal manera que los recuerdos de esas acciones no éticas se vuelven gradualmente menos claros que otros recuerdos.

Vendría a ser como un “un mecanismo de autodefensa que la gente utiliza para aliviar la disonancia que experimenta tras actuar deshonestamente”.

El estudio explora la posibilidad de que las personas participen en comportamientos poco éticos a lo largo del tiempo debido a que la memoria de sus últimas acciones poco éticas siempre se deteriora.

Se realizaron diferentes experimentos con 400 participantes y todos condujeron a similares resultados en cuanto a recuerdos de experiencias poco éticas llevadas a cabo por los sujetos.

Según Francesca Gino “somos seres sociales, y nuestra necesidad básica de autoestima se ve afectada por la percepción moral de nosotros mismos. El comportamiento poco ético nos crea malestar psicológico e incomodidad, y la ‘amnesia poco ética’ lo reduce”.

 

¿Quizá la ceguera ética es el primer paso para que no recordemos los trapos sucios?

Definíamos la ceguera ética como la incapacidad temporal para reconocer que no se está actuando éticamente y no ver las consecuencias de esa actuación.

Las personas que están en un estado así no se dan cuenta de ello, no ven el daño que causan en otras personas, ni tampoco cómo la dimensión ética de sus decisiones desaparece de su mente.

El hecho de que en el estudio se mencione justamente que olvidar las malas acciones del pasado hace que sea más probable que volvamos a actuar mal en el futuro puede llevarnos a pensar en la posibilidad de que, quizá, la amnesia ética es el siguiente paso de alguien que habiendo sufrido ceguera ética no ha podido “salir” de ella.

No en vano, los investigadores recomendaron como conclusiones de su estudio que, para que los trabajadores de las organizaciones no se conviertan en una especie de tramposos repetitivos o compulsivos, se les permitiera reflexionar sobre su trabajo durante sus días laborables.

Los autores basan esta opinión en su anterior estudio “Learning by Thinking: How Reflection Aids Performance”, donde argumentan que el aprendizaje a través de la experiencia directa puede ser más eficaz si se combina con la reflexión, es decir, el intento deliberado de sintetizar, abstraer, y articular las principales lecciones enseñadas por la experiencia.

Además, reflexionar sobre lo que se ha aprendido hace que la experiencia sea más productiva y ayuda a construir la confianza en la capacidad para lograr un objetivo (es decir, la auto-eficacia), que a su vez se traduce en mayores tasas de aprendizaje.

Una solución esta de reflexionar un tanto “out of the box” que, en parte, podría ayudar a resolver problemas de ceguera ética, en la que los marcos o contextos hacen que no se tenga una perspectiva de la situación global de aquello sobre lo que se está trabajando y las interacciones con el resto de decisiones tomadas por la organización.

En el siguiente paso de su investigación, los profesores Gino y Kouchaki están buscando descubrir las maneras de mitigar la “amnesia poco ética” en el lugar de trabajo con el fin de evitar la reincidencia en ese comportamiento.

Sin duda, será interesante conocer sus resultados, pero quizá más aún ver si las organizaciones tendrán en cuenta los hallazgos y evitarán así los comportamientos poco éticos, o si por el contrario mirarán para otro lado porque en muchas ocasiones los altos directivos de ciertas empresas son los primeros que tienen comportamientos bastante mejorables y no van a querer, digamos, vacunarse contra ellos.

 

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