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No es ningún misterio que la inversión socialmente responsable (ISR) está experimentando un importante crecimiento en los últimos años. Los llamados criterios ESG (por las siglas de Environmental, Social y Governance) están siendo tenidos en cuenta para valorar el desempeño de RSC de las empresas y su sostenibilidad presente y futura, y, por tanto, para que los inversores tomen sus decisiones sobre en qué organizaciones poner su dinero y en cuáles no.
BlackRock, la empresa de gestión de inversiones estadounidense considerada como la más grande del mundo en gestión de activos, lleve tiempo destacando que, como inversionistas a largo plazo que son, la consideración de los riesgos ESG les ayuda a proporcionar un valor sostenible a sus clientes.
En línea con lo anterior, en su última carta abierta a los CEO publicada a inicios de año, el fundador, presidente y director ejecutivo de BlackRock, Larry Fink, explicaba que la concienciación de la sociedad al respecto del cambio climático está cambiando muy rápido, lo cual nos pone al borde de un cambio estructural de las finanzas, convenciendo a inversores a reevaluar los supuestos básicos sobre las finanzas actuales y haciéndoles reconocer que el riesgo climático es también un riesgo de inversión.