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SASB y TCFD y su importancia en el reporte de sostenibilidad.

Photo by Scott Graham on Unsplash

No es ningún misterio que la inversión socialmente responsable (ISR) está experimentando un importante crecimiento en los últimos años. Los llamados criterios ESG (por las siglas de Environmental, Social y Governance) están siendo tenidos en cuenta para valorar el desempeño de RSC de las empresas y su sostenibilidad presente y futura, y, por tanto, para que los inversores tomen sus decisiones sobre en qué organizaciones poner su dinero y en cuáles no.

BlackRock, la empresa de gestión de inversiones estadounidense considerada como la más grande del mundo en gestión de activos, lleve tiempo destacando que,  como inversionistas a largo plazo que son, la consideración de los riesgos ESG les ayuda a proporcionar un valor sostenible a sus clientes.

En línea con lo anterior, en su última carta abierta a los CEO publicada a inicios de año, el fundador, presidente y director ejecutivo de BlackRock, Larry Fink, explicaba que la concienciación de la sociedad al respecto del cambio climático está cambiando muy rápido, lo cual nos pone al borde de un cambio estructural de las finanzas, convenciendo a inversores a reevaluar los supuestos básicos sobre las finanzas actuales y haciéndoles reconocer que el riesgo climático es también un riesgo de inversión.

Anteriormente, y a modo de recordatorio, ya hemos hablado en el blog de la importancia de los riesgos de sostenibilidad en “¿Cómo deben supervisar las empresas los riesgos relacionados con la sostenibilidad?”, “La incorporación de los riesgos de sostenibilidad en la cultura de riesgo”  y en “Los riesgos climáticos, a la cabeza de las preocupaciones del planeta”.

Fink anunció en su carta que BlackRock iba a iniciar una serie de iniciativas para posicionar la sostenibilidad en el centro su enfoque de inversión, como por ejemplo haciendo de la sostenibilidad una pieza integral en la construcción de portafolios y el manejo del riesgo, saliendo de aquellas inversiones que presenten un alto riesgo relativo a la sostenibiildad como las productoras de carbón térmico, lanzando nuevos productos de inversión que filtren a los combustibles fósiles, y fortaleciendo su compromiso con la sostenibilidad y la transparencia en sus actividades de investment stewardship.

Como muestra de la responsabilidad de BlackRock en este nuevo panorama, decidieron ser uno de los miembros fundadores del Grupo de Trabajo Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD), ser signatarios de los Principios de Inversión Responsable de las Naciones Unidas, y firmar la declaración del Vaticano de 2019 que aboga por las regulaciones de precios de carbono, esenciales para combatir el cambio climático.

 

¿Cómo proporcionar transparencia a los accionistas?

Según Fink, “las compañías y países que no responden a sus stakeholders frente a los riesgos relativos a la sostenibilidad, van a encontrarse con cada vez mayor escepticismo de parte de los mercados, y a su vez, con un mayor costo de capital. Por otra parte, las compañías y países que abogan por la transparencia y demuestran su receptividad para con sus stakeholders, atraerán más eficientemente la inversión, incluyendo capital más paciente y de mejor calidad”.

Aunque ya se ha progresado en la mejora de la divulgación de información (y muchas empresas ya realizan un trabajo ejemplar en la integración y reporte sobre sustentabilidad) aún se necesita lograr una adopción más generalizada y estandarizada.

Bajo la premisa de que ningún marco de trabajo es perfecto, BlackRock cree que el Sustainability Accounting Standards Board (SASB) entrega un conjunto claro de normas para reportar información de sustentabilidad respecto a una amplia gama de temas, desde prácticas laborales hasta privacidad de los datos y la ética empresarial. Para evaluar y reportar los riesgos relacionados con el clima, así como los asuntos de gobierno corporativo que son esenciales para manejarlos, el TCFD proporciona un valioso marco de trabajo.

Durante muchos años, BlackRock ha interactuado con empresas respecto a los avances de estas para entregar informes alineados con el TCFD y el SASB, y Fink les ha pedido este año a las a las empresas en las que invierten en nombre de sus clientes que publiquen un informe para fin de año bajo las directrices SASB relativas a su industria, si es que aún no lo han hecho, o que publiquen un informe con datos semejantes relevantes para su industria en particular.

También les ha pedido que informen sobre riesgos climáticos en línea con las recomendaciones del TCFD, si es que todavía no lo han hecho. Esto debiera incluir su plan de operación bajo un escenario donde se llegue al objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a menos de dos grados, como se describe en las directrices del TCFD.

Para Fink “reportar debe ser el medio para alcanzar un capitalismo más sustentable e inclusivo”.

Ante estándares muy establecidos como el del Global Reporting Initiative (GRI)y marcos como el del International Integrated Reporting Council (IIRC), tanto el SASB como el TCFD son dos “recién llegados” que aún no son muy conocidos en general y que serán tratados en este blog próximamente, sirviendo este artículo de hoy como introducción de la importancia que van a tener de ahora en adelante, una vez “bendecidos” por BlackRock.

 

 

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  1. Pingback: SASB: el estándar de reporte dirigido a los inversores. | El blog de Albert Vilariño

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