
El primer accidente de circulación con resultado de muerte causado por un coche autónomo ha llegado a juicio en los Estados Unidos en este mes de septiembre, y plantea serias dudas sobre quién debe ser considerado responsable de dicha muerte.
Concretamente, los hechos que van están siendo juzgados ocurrieron en la noche del 27 de agosto de 2018, cuando una mujer cruzaba a pie con una bicicleta una calle de la localidad de Tempe, Arizona, y fue atropellada por un vehículo autónomo de Uber que estaba en pruebas.
Los sistemas del coche, cuyo conductora de respaldo en ese momento estaba distraída mirando un programa de televisión en su móvil, detectaron a la peatón 5,6 segundos antes del choque pero no detuvieron el vehículo ya que no pudieron determinar si era un ciclista, un peatón o un objeto desconocido, o si se dirigía hacia el camino del vehículo.
Esta figura del conductor de respaldo obedece a la necesidad de que una persona supervise en todo momento las reacciones del vehículo en pruebas y tome decisiones si por la razón que sea el coche no actúa como debiera.
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