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La relación intrínseca entre la corrupción y los derechos humanos es cada vez más conocida y comprendida por las empresas.
Los impactos adversos en los DD.HH. y la corrupción representan riesgos similares para las empresas, incluyendo zonas de riesgo geográfico coincidentes y los peligros para la reputación y la exposición financiera.
Así se plantea en el informe “Linking Human Rights and anti-corruption compliance” realizado por Joanna Drewert y Kaustuv Banerjee, y publicado por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas.
En las últimas dos décadas, muchas empresas han desarrollado e implementado programas sólidos de cumplimiento anticorrupción en respuesta a la promulgación de normas nacionales e internacionales que exigen a las empresas prevenir, detectar y responder a la corrupción en todas sus operaciones globales.
Ese cumplimiento anticorrupción se ha convertido tanto en una herramienta de mitigación de riesgos como en un medio para incorporar valores éticos en la cultura corporativa.
Por su parte, las responsabilidades corporativas sobre DD.HH. comparten una trayectoria similar.
Un conjunto creciente de directrices, leyes y regulaciones exigen la debida diligencia y la realización de informes basados en la responsabilidad de las empresas de respetar los DD.HH..
Se espera cada vez más que las empresas conozcan y demuestren el cumplimiento de las normas de DD.HH. en todas sus operaciones mediante la implementación de medidas similares a las ya prescritas para el cumplimiento anticorrupción.
Ventajas para las empresas comprometidas.
Reconocer el vínculo entre lucha anticorrupción y DD.HH. puede ayudar a las empresas a cumplir con sus responsabilidades de manera sistemática y estructurada, prepararlas mejor para los estándares obligatorios de DD.HH. y hacer que el cumplimiento anticorrupción sea más sólido.
También puede dar como resultado ventajas prácticas, como el aumento de laeficiencia al ahorrar tiempo y dinero, y aumentar los esfuerzos de cumplimiento mediante el intercambio de información y aprendizajes.
Las empresas han descubierto que a menudo es más fácil abordar los DD.HH. al integrar las consideraciones de esos derechos en los sistemas corporativos existentes.
Esas organizaciones también señalan que los procedimientos integrados pueden ayudar a prevenir la llamada fatiga por cumplimiento de múltiples capacitaciones y auditorías.
Así mismo, el desarrollo de estrategias interconectadas puede ayudar a optimizar el mensaje entre los interesados internos y externos. Al hacer que las expectativas de la empresa sean claras y concisas, el público puede ser más receptivo al mensaje.
Y lo anterior puede a su vez servir como un paso hacia la creación de una cultura corporativa de cumplimiento basado en valores.
Tanto la lucha contra la corrupción como los DD.HH. comparten el objetivo de la estrategia de cumplimiento general de la empresa: cambiar las actitudes y el comportamiento en toda la organización.
Nota: Artículo inicialmente publicado en Compromiso Empresarial. Para seguir leyendo clique aquí.