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Facebook no ha hecho sus deberes.

Photo by William Iven on Unsplash

Por casi todos es conocida ya la frase referida a los servicios gratuitos en internet de “si aquello que recibes es gratis, es que realmente el producto eres tú”. Esa afirmación no es sólo cierta sino que ha quedado realmente patente en el escándalo en el que se ha visto implicado Facebook.

El viernes 16 de febrero, Facebook anunció la cancelación de la cuenta en la red social de la empresa británica de explotación de datos Cambridge Analytica por usar datos recopilados de manera inapropiada de los usuarios de dicha red.

Cambridge Analytica utilizó información proveniente de entre 30 y 50 millones de ciudadanos de Estados Unidos que habían sido inicialmente recopilados por el académico de la Universidad de Cambridge, Aleksandr Kogan.

Los datos se recolectaban a través de la contestación a una encuesta (gratificada con unos 2$) que tenía como únicos requerimientos ser estadounidense y descargar una app de Facebook que obtendría información sobre el encuestado y su red (p.e. datos demográficos básicos y “me gusta” de categorías, lugares, personas famosas, etc.).

Ese conjunto de datos iba a ser utilizado sólo para fines de investigación académica de manera agregada y sin posibilidad de identificar a sujetos individuales, pero no fue así.

Facebook fue conocedora de estos hechos y pidió a la empresa que destruyera estos datos en 2015, lo cual no sucedió realmente.

Cambridge Analytica fue fundada por el millonario y conocido republicano Robert Mercer que tenía intereses personales y económicos en que la candidatura de Trump ganara las últimas elecciones de EE.UU..

La empresa utilizó los datos en su poder para realizar una campaña de anuncios personalizados en Facebook con la intención de influenciar a que determinadas personas votaran a Trump.

No era la primera vez que esta empresa hacía actividades dirigidas a la promoción de candidaturas políticas y no se sabe a ciencia cierta cuál es, desde una perspectiva de número de votos, su contribución a los resultados de las votaciones, por lo que tampoco se puede atribuir de manera directa que los resultados electorales obtenidos por Trump hayan sido gracias a estas acciones.

 

Respuesta tibia y tardía.

Como siempre, lo primero que se ve afectado en un caso de este tipo es el desplome de las cotizaciones bursátiles. En el momento de escribir estas líneas, la cotización de Facebook había disminuido casi un 10%, representando unos 50.000 millones de dólares menos. Muchos de los ejecutivos de Facebook vendieron parte de sus acciones de la compañía, en un movimiento que no auguraba nada bueno.

Y como pasa casi siempre también, otras tecnológicas dedicadas a las redes sociales como Twitter o Snapchat también bajaron su valor en bolsa.

Tampoco tardó en hacerse generalizada la corriente en redes sociales con la etiqueta #DeleteFacebook(“#BorraFacebook” en español) y se desconoce cuál será el impacto de ésta a medida que pasen las semanas.

Hasta Brian Acton, cofundador de WhatsApp, recomendó por Twitter eliminar las cuentas en Facebook.

En un primer comunicado oficial, Facebook dijo estar escandalizado y engañado por parte de Cambridge Analytica, pero su CEO, Mark Zuckerberg, tardó varios días en dar la cara, cuando ya había sido llamado a declarar sobre esa utilización de datos por terceros ante el Parlamento Británico y la Eurocámara.

 

Nota: Artículo inicialmente publicado en Compromiso Empresarial. Para seguir leyendo clique aquí.

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