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Cada día que pasa nos llegan más noticias de nuevas tecnologías que harán (o incluso hacen ya) de manera más eficiente tareas realizadas antes por humanos, pero que traerán consigo diversos debates y riesgos asociados.
La mayoría de los empleos que existen hoy en día podrían desaparecer en décadas. A medida que la inteligencia artificial supera a los humanos en más y más tareas, los reemplazará en más y más empleos.
Si nos basamos en las tendencias y nuevas invenciones tecnológicas, informáticas y del conocimiento, el horizonte no parece muy halagüeño para el mantenimiento del empleo, pero la mayoría de la población activa en España parece que no se siente amenazada en ese aspecto.
Según el informe de Infojobs publicado este mes de mayo y titulado “Estado del mercado laboral en España”, el 76% de población activa no cree que la automatización y nuevas tecnologías vayan a poner en peligro su puesto de trabajo.
Sin embargo, el resultado es diferente si el encuestado está o no trabajando. El 40% de parados que contestaron la encuesta cree que su futuro laboral está en riesgo a causa de la automatización, mientras que en el caso de los ocupados se reduce al 20%.
Tanto si los cambios son muy profundos o de menos calado como si se realizan en un plazo más corto o largo de tiempo, se van a acabar dando, y ello va a tener un impacto muy importante no sólo en pérdidas de empleos sino también en cómo gestionan las empresas esas pérdidas de empleo y otros problemas que pueden venir asociados del uso de nuevas tecnologías, y que van a afectar a su transparencia y a la confianza y credibilidad que transmiten a sus grupos de interés y por ende a su sostenibilidad.
La llamada industria 4.0 ya ha llegado y parece que las empresas no están muy preocupadas aparentemente sobre cómo deberán modificar su responsabilidad social corporativa para hacer frente a los retos y debates que se deberán poner sobre la mesa.
Sin ir más lejos, una búsqueda en Google por palabras clave “inteligencia artificial y responsabilidad social corporativa” o añadiendo “industria 4.0” no da resultados que profundicen mínimamente en el tema, lo cual me parece bastante preocupante.
Inteligencia artificial, ¿se puede rendir cuentas sobre algo que nadie entiende cómo funciona?
Para aquellos poco versados en estos temas, el título de este apartado puede sonar absurdo, ¿cómo puede ser que no se entienda cómo funciona la inteligencia artificial? Pues, lamento decirles a quienes no lo sepan que ni es absurdo ni me lo he inventado yo.
El desarrollo de sistemas basados en inteligencia artificial y en el llamado deep learning (aprendizaje profundo) crea “cajas negras” (por su opacidad, no confundir con las de registro de datos de aviones y similares) que generan buenos resultados, pero que los humanos no sabemos muy bien cómo se ha llegado a ellos, tal y como podemos leer en este artículo de Business Insider.
Existen ya, por ejemplo, algoritmos basados en esa tecnología para decidir si se otorga una hipoteca o un préstamo, quién es la persona idónea en un proceso de selección, o en qué acciones y en qué importe se debe invertir en bolsa para sacar un buen rendimiento.
Esos algoritmos no son para nada sencillos, y parten de la base de que tras una programación inicial se van proporcionando casos que el algoritmo deberá resolver. Esos resultados son valorados y validados por humanos y la información sobre si se ha hecho bien o mal es reintroducida en el algoritmo, de manera que él mismo aprende y se reprograma para dar con soluciones que al final del aprendizaje son incluso más certeras que las humanas, pero que han convertido al algoritmo en algo que no se puede escudriñar y no podemos saber las razones exactas que han llevado a esa solución o resultado.
Nota: Artículo inicialmente publicado en Compromiso Empresarial. Para seguir leyendo clique aquí.