Los peores augurios que señalaba en mi otro artículo de opinión sobre este tema (Trumpazo a la sostenibilidad) se han cumplido tristemente al cabo de poco más de seis meses.
El país más poderoso de la Tierra, responsable del 16% de las emisiones mundiales de CO2 se ha retirado del Acuerdo alegando que éste tenía como objetivo agobiar, poner en desventaja y empobrecer a Estados Unidos, y que representaría una pérdida de 6,5 millones de empleos en el país y una importante reducción del PIB.
Unos argumentos que el Ministerio de Asuntos Exteriores francés se dedicó a desmontar (curiosamente, no lo vamos a negar, porque no parece la mejor manera de relacionarse con otras naciones) en un vídeo.
Sólo Siria y Nicaragua no participaban en el Acuerdo de 195 naciones. Siria no pudo enviar a un funcionario para firmar el Acuerdo debido a la guerra civil desatada en ese país y Nicaragua optó por no firmar porque pensó que no era suficientemente ambicioso.
Trump ha justificado el abandono con frases pueriles como “fui elegido para representar a los ciudadanos de Pittsburgh y no a los de París”, lo cual no sé si es un juego de palabras (aunque lo espero) o si realmente dentro de su cabeza piensa que el acuerdo contra el cambio climático beneficia sólo a los parisinos (lo cual tampoco me extrañaría viniendo de él).
Sea como fuere, la decisión parece no estar respaldada por los ciudadanos ya no de Pittsburgh sino de Estados Unidos. Así lo indican investigadores en cambio climático y otros estudios como el del Yale Program on Climate Communication en los que se afirma que la gente apoya más al Acuerdo que a Donald Trump.
Y seguro que hay más encuestas y estudios todavía por venir que señalen la misma tendencia.
¿Y ahora, qué?
Las reacciones a la retirada del Acuerdo han sido en general muy críticas con la decisión, tanto dentro como fuera de los EEUU.
Diversos alcaldes de grandes ciudades y numerosos estados de EEUU se han revelado contra la decisión y han reforzado su compromiso con las medidas de protección del medio ambiente a través de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la apuesta por las energías limpias, a pesar de que el Gobierno de Trump no seguirá esa línea.
Algunas de las empresas privadas más poderosas no sólo del país sino del planeta también han reaccionado airadamente contra Trump.
NOTA: Artículo inicialmente publicado en Compromiso Empresarial. Para seguir leyendo clique aquí.
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