Una de las principales dificultades y fallos a la hora de implantar la RSC en algunas organizaciones se encuentra en la casi inexistente o deficiente relación con sus grupos de interés.
Se entiende por grupo de interés (stakeholder en inglés) cualquier grupo o individuo que puede afectar a una organización o sus actividades o verse afectado por ellas.
La relación con los grupos de interés (el stakeholder engagement) es todavía a día de hoy una asignatura pendiente en muchísimas organizaciones. Y esto no sólo pasa en aquellas que acaban de empezar a andar el camino de la responsabilidad social corporativa sino que es algo que también ocurre en muchas que no son “primerizas”.
En las “primerizas” se tiende en muchas ocasiones a tratar de manera totalmente interna y unilateral tanto la definición del mapa de grupos de interés como la selección de qué temas son relevantes para estos.
Es decir, en el mejor de los casos se reúnen los responsables de diversos departamentos, hacen un listado de cuáles creen que son los grupos a los que afectan las actividades de la organización (muchas veces la afectación en sentido contrario no suele contemplarse), sin preguntarles nada se decide cuáles son supuestamente los temas relevantes para ellos y de esos se escogen los que están más en la línea con los asuntos relevantes para la organización con el fin de construir alrededor de ellos las prácticas de RSC de la organización.
En el caso de organizaciones ya más curtidas en RSC, el stakeholder engagement muchas veces se reduce simplemente al envío de encuestas a los grupos de interés a través de las cuáles conocer sus preocupaciones más relevantes en cuanto a su relación con la organización.
A esas encuestas les seguiría la adopción unilateral de actividades y medidas relacionadas con esos temas propuestos y con suerte a posteriori, una vez se han llevado a cabo y/o se ha publicado la memoria de RSC correspondiente, se les vuelve a preguntar sobre si están de acuerdo con lo realizado y qué temas les gustaría añadir para el año siguiente.
Existen diferentes enfoques en la relación con los grupos de interés, desde casi la mera ignorancia de su existencia, pasando por las relaciones basadas simplemente en el suministro de información,otras en la que además del traspaso de información también existe la consulta a las partes, las que han avanzado otro paso más y que tienen el diálogo como herramienta principal, para acabar en aquellas relaciones completas basadas en todo lo anterior más el establecimiento de alianzas y proyectos conjuntos.
Beneficios de la relación con los grupos de interés.
Las organizaciones y sus grupos de interés reconocen que los problemas complejos de hoy no pueden ser resueltos por un solo actor, sino que requieren un esfuerzo coordinado de las partes que contribuya a encontrar soluciones innovadoras y sostenibles.
A través de la participación efectiva de las partes interesadas se pueden manejar esos desafíos y crear valor para todos los involucrados.
Además, otros beneficios de un buen stakeholder engagement son el desarrollo de relaciones de confianza entre organización y stakeholder; una mejora de los procesos de toma de decisiones y la contribución a un desarrollo social más equitativo al dar voz en esos procesos a quienes tienen derecho a ser escuchados; una ayuda a las organizaciones a establecer credibilidad y apoyo para su licencia para operar, o una mejor gestión del riesgo y la reputación corporativa.
La necesidad de una rendición de cuentas real.
Ninguna de las “metodologías” de las dos “organizaciones tipo” citadas como ejemplo anteriormente son las más adecuadas para el stakeholder engagement y quedan muy lejos del concepto de rendición de cuentas (o accountability en inglés), lo cual hace imposible que los sistemas de RSC derivados de ellas puedan ser exitosos.
La familia de normas AA1000 creadas y promovidas por AccountAbility (entidad británica que desde 1995 proporciona soluciones innovadoras a los desafíos más críticos de la responsabilidad corporativa y el desarrollo sostenible) son, en general, unas grandes desconocidas para muchas organizaciones y la utilización por su parte para lograr la implantación de políticas, acciones y sistemas de RSC es aún poco frecuente.
Según define esta serie de normas, la rendición de cuentas es “el reconocimiento, la asunción de responsabilidad y actitud transparente acerca de los impactos de las políticas, decisiones, acciones, productos y desempeño asociado”.
La organización está obligada a implicar a los grupos de interés para identificar, comprender y dar respuesta a los asuntos y preocupaciones referentes a la sostenibilidad. Y también se obliga a informar, explicar y ser capaz de responder a los grupos de interés por las decisiones, las acciones y el desempeño.
Nota: Artículo inicialmente publicado en Compromiso Empresarial. Para seguir leyendo clique aquí.