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COVID-19 ¿cisne negro o se podía predecir?

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Photo by Qurratul Ayin Sadia on Unsplash

La crisis mundial que ha creado la pandemia del coronavirus o COVID-19 se ha convertido desde hace unas semanas en casi la única noticia de la que se habla y se ha puesto como ejemplo de la teoría del cisne negro.

Dicha teoría, postulada por el filósofo e investigador libanés Nassim Nicholas Taleb, se utiliza para describir el impacto que los eventos que ocurren por sorpresa tienen en los aspectos sociales. Estos eventos no tienen precedentes en un momento determinado hasta que ocurren, tienen un gran impacto y pueden  tener una previsibilidad retrospectiva, es decir, aunque son casi imposibles de predecir y, por lo tanto, casi imposibles de mitigar, en retrospectiva parecen como si fueran obvios e inevitables.

Dentro de los eventos calificados como cisnes negros podemos contar con ejemplos como la burbuja de las punto com de 2001, el colapso financiero del mercado inmobiliario de los Estados Unidos durante la crisis de 2008, o el caso de  hiperinflación del siglo XXI en Zimbabue también en 2008, entre otros.

De alguna manera conectado con el hecho de que estos eventos vistos en retrospectiva sean aparentemente evitables, está otro de los términos que se vienen usando últimamente, sobre todo en redes sociales, para referirse a las personas que se dedican criticar muy ferozmente las previsiones de expertos, gobiernos y demás cuando éstas no se han cumplido. A estas personas se les ha bautizado con el término, un tanto jocoso, de “capitán a posteriori”.

Estos días las redes se han acabado convirtiendo en un cúmulo de discusiones baldías entre los capitanes a posteriori, los que habían hecho las previsiones no acertadas, y los defensores de unos y otros.

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SASB y TCFD y su importancia en el reporte de sostenibilidad.

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No es ningún misterio que la inversión socialmente responsable (ISR) está experimentando un importante crecimiento en los últimos años. Los llamados criterios ESG (por las siglas de Environmental, Social y Governance) están siendo tenidos en cuenta para valorar el desempeño de RSC de las empresas y su sostenibilidad presente y futura, y, por tanto, para que los inversores tomen sus decisiones sobre en qué organizaciones poner su dinero y en cuáles no.

BlackRock, la empresa de gestión de inversiones estadounidense considerada como la más grande del mundo en gestión de activos, lleve tiempo destacando que,  como inversionistas a largo plazo que son, la consideración de los riesgos ESG les ayuda a proporcionar un valor sostenible a sus clientes.

En línea con lo anterior, en su última carta abierta a los CEO publicada a inicios de año, el fundador, presidente y director ejecutivo de BlackRock, Larry Fink, explicaba que la concienciación de la sociedad al respecto del cambio climático está cambiando muy rápido, lo cual nos pone al borde de un cambio estructural de las finanzas, convenciendo a inversores a reevaluar los supuestos básicos sobre las finanzas actuales y haciéndoles reconocer que el riesgo climático es también un riesgo de inversión.

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Índice de Competitividad Global: Una brújula económica para tiempos inciertos.

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La globalización y la Cuarta Revolución Industrial han creado nuevas oportunidades, pero también trastornos y polarización dentro de las economías y sociedades y entre ellas.

En este contexto, el Foro Económico Mundial acaba de presentar el estudio “The Global Competitiveness Report 2019”, una nueva edición del Índice de Competitividad Mundial 4.0 basado en 40 años de experiencia en la evaluación comparativa de los factores que impulsan la competitividad a largo plazo.

Este índice es una vara de medir anual para que los encargados de la formulación de políticas miren más allá de las medidas a corto plazo y reaccionarias y evalúen, en cambio, sus progresos en relación con el conjunto de factores que determinan la productividad.

Estos factores se organizan en 12 pilares: Instituciones; Infraestructura; Adopción de las TIC; Estabilidad macroeconómica; Salud; Habilidades; Mercado de productos; Mercado laboral; Sistema financiero; Tamaño del mercado; Dinamismo empresarial; y Capacidad de innovación.

Los resultados del informe revelan que, en promedio, la mayoría de las economías siguen estando muy lejos de la «frontera» de la competitividad, es decir, del ideal agregado de todos los factores de competitividad.

El rendimiento también es desigual en los 12 pilares del índice. El informe demuestra que 10 años después de la crisis financiera y aunque los bancos centrales han inyectado casi 10 billones de dólares en la economía mundial, las inversiones para aumentar la productividad, como nuevas infraestructuras, I+D y desarrollo de aptitudes en la fuerza de trabajo actual y futura han sido subóptimas.

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La llamada a la acción de los CEO para conseguir los ODS.

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A medida que nos acercamos a 2030, con ya solo diez años para alcanzar los objetivos globales establecidos por los gobiernos con empresas y otras partes interesadas, está cada vez más claro que no estamos correctamente encaminados para lograr su cumplimiento.

Para los CEO los retos y desafíos generados por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son una oportunidad para generar ventajas competitivas en sus organizaciones, pero reconocen que la comunidad empresarial podría, y debería, estar haciendo una contribución mucho mayor para lograr una economía global sostenible.

Así lo señala el estudio más completo realizado hasta la fecha sobre la contribución empresarial a los ODS, realizado por el Pacto Mundial de las Naciones Unidas y Accenture Strategy, con la participación de más de 1.000 altos ejecutivos de 21 industrias y 99 países.

El “CEO Study on Sustainability 2019”, es el quinto estudio de una serie que se realiza cada tres años y que se remonta a 2007.

En el penúltimo estudio de 2016, el 70% de los de los CEO declaró que los ODS y su marco para 2030, ayudarían a estructurar los esfuerzos de sostenibilidad para el sector privado en asociación con otras partes interesadas, y casi el 50% dijo que las empresas serían el actor más importante en el cumplimiento de los Objetivos.

En 2019 los CEO señalan que están avanzando para impulsar los resultados a través del negocio principal y aprovechar las oportunidades de mercado para obtener ventajas comerciales. De hecho, solo el 26% de los CEO en 2019 mencionó que «no hay un vínculo claro con el valor comercial» como una barrera para la sostenibilidad en comparación con el 31% en 2016 y el 37% en 2013.

Los CEO están haciendo un progreso real e impulsando tanto el impacto comercial como el de sostenibilidad, pero opinan que sus industrias y negocios en general no están haciendo lo suficiente.

Esos mismos líderes están de acuerdo en que para la mayoría de las empresas, la conciencia y el compromiso no se están impulsando con el nivel de urgencia y la acción concreta requerida y que se necesitan cambios que vayan más allá de lo meramente incremental, materializados en tres llamadas concretas a la acción que comentaremos a continuación.

 

Aumentar la ambición para cambiar los sistemas.

Para alcanzar los Objetivos Globales, los CEO dicen que los líderes empresariales deben intensificar la acción no solo para sus propias empresas, sino también, de manera crítica, impulsar la disrupción de los sistemas de mercado.

En el estudio se analizaron los indicadores de la ONU, los hallazgos del informe de progreso del Pacto Mundial de las Naciones Unidas 2019 y las recomendaciones de las conversaciones con los CEO, y se identificaron acciones de “umbral” a través de los Objetivos que las empresas pueden implementar con el fin de tener un impacto sustancial en el progreso hacia la Agenda 2030.

Por ejemplo, una empresa que imponga un salario digno a lo largo de su cadena de suministro a nivel mundial no solo avanzaría el Objetivo 8 sobre trabajo decente sino que también tendría un efecto indirecto en el Objetivo 1 para terminar con la pobreza, el Objetivo 2 para reducir el hambre, el Objetivo 3 para mejorar la salud y bienestar, y el Objetivo 4 sobre educación de calidad para los trabajadores y sus familias.

Las acciones se deben centrar primero en el impacto que las empresas pueden tener a través de sus negocios directos. Cuando las acciones avanzadas abarcan las operaciones globales, las empresas pueden hacer avances significativos para ayudar a cumplir los Objetivos.

Ampliar aún más las acciones, más allá de las operaciones directas hasta un ecosistema más amplio al de la empresa, también podría generar impacto.

Las compañías multinacionales con huellas globales y manufactura global pueden hacer avanzar la Agenda en países que pueden no tener la misma capacidad para realizar las inversiones.

El Pacto Mundial de las Naciones Unidas ha identificado el impacto empresarial sobre el clima y el género como «puntos de inflexión» para que las empresas avancen los Objetivos Globales.

Como ejemplos de lo anterior se citan en el informe las acciones de algunas empresas como Coca-Cola o Novo Nordisk.

 

Colaborar, colaborar y seguir colaborando.

Los CEO ponen énfasis en que estos desafíos de desarrollo global son más grandes que la más grande de las empresas y que para resolver verdaderamente los problemas, la colaboración es una necesidad ineludible.

Industrias y sectores enteros necesitarán impulsar la transición a nivel de sistemas: desde combustibles fósiles a energías renovables, dietas de origen animal a vegetal, o plástico de un solo uso a reciclable, como solo algunos ejemplos.

Los CEO dicen que las partes interesadas que colaboran a lo largo de la cadena de valor son cruciales para alcanzar los ODS y que todos los actores de la industria deberán ajustarse y trabajar juntos.

Más allá de sus industrias, los directivos ponen en relieve las dependencias del ecosistema, y reconocen que, en ausencia de incentivos regulatorios globales que forzarían la transición, el esfuerzo coordinado en todas las industrias y sectores será un factor clave para construir las bases económicas que creen «puntos de inflexión» para las transiciones a nivel de sistemas.

Sin embargo, para eliminar las barreras a la acción e impulsar un cambio efectivo, advierten que se debe alterar fundamentalmente la forma en que se colabora en tres áreas clave: repensar cómo abordamos estos desafíos, de dónde proviene el liderazgo y cómo se implementan las soluciones.

 

En búsqueda del liderazgo responsable.

En el estudio de este año se ha identificado en los directivos un imperativo creciente de mirar más allá de las ganancias a corto plazo y adoptar su papel como agentes de cambio para impulsar significativamente los Objetivos Globales.

El 95% de los CEO dice que están personalmente comprometidos a garantizar que sus empresas lideren la agenda del desarrollo sostenible.

Lograr la transformación de los sistemas y la colaboración en línea con la ambición de 2030 solo se puede lograr con una nueva lente para un liderazgo responsable, en el que los líderes impulsen un cambio disruptivo dentro y más allá de sus propios ecosistemas.

Los altos ejecutivos identifican diversas cualidades emergentes en los que  deben convertirse en los líderes que consigan los retos de 2030. Entre estas cualidades están las siguientes:

  • Los líderes empresariales están asumiendo cada vez más riesgos comerciales, incluida la aceptación de las opciones menos económicas a corto plazo para impulsar la economía de la sostenibilidad a través de la escala.
  • Ya no es suficiente liderar dentro de la empresa y los CEO ven una necesidad creciente de ser «responsables finales», extender la responsabilidad a los proveedores y ecosistemas más allá de su control directo y elevar sus industrias mediante el intercambio de mejores prácticas.
  • Los líderes de la industria deben impulsar proactivamente los comportamientos y la demanda sostenibles, haciendo que la sostenibilidad sea accesible para todos.
  • La motivación personal sigue aumentando como impulsor de la sostenibilidad, y los líderes que son genuinos en sus preocupaciones por la sociedad y el planeta son más efectivos para impulsar la sostenibilidad y el rendimiento empresarial.
  • Los líderes deben actuar como catalizadores para establecer expectativas e incorporar mentalidades orientadas a un propósito a través de su estrategia, organización y personas.
  • Para tener éxito, los líderes empresariales deberán participar en asociaciones no competitivas y alianzas estratégicas, cambiando la mentalidad para tener una colaboración «ganar-ganar» dentro y fuera de sus industrias.
  • Los líderes empresariales necesitarán cada vez más «entender los problemas» y comprometerse con las partes interesadas más amplias para configurar e impulsar la adopción de soluciones basadas en la ciencia.

En definitiva, nos encontramos ante un interesante y extenso estudio que nos indica lo que los líderes corporativos creen que debe cambiar para poder conseguir la Agenda 2030, con múltiples ejemplos de lo que están haciendo las empresas en un entorno empresarial cada vez más competitivo y desafiante tanto en lo geopolítico como en lo socioeconómico y tecnológico.

 

Nota: Este artículo fue publicado el 10-12-19 en Compromiso Empresarial.

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Las ONG y su papel en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) tienen un protagonismo decisivo en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Las ONG participaron ampliamente en las consultas previas a la firma de la Agenda 2030 en 2015 y, una vez aquélla fue aprobada, es fundamental que participen activamente en su consecución.

Así lo considera la Red Española del Pacto Mundial en la guía recientemente publicada titulada “Las ONG ante los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Propuesta de Acción del Pacto Mundial”, que pretende acompañar a las ONG en la alineación de sus estrategias con el marco de la Agenda 2030 y medir y gestionar su contribución a los Objetivos.

Unas organizaciones son importantes para los ODS por varias razones.

La primera de ellas es que contribuyen con los ODS llevando a cabo proyectos y programas para acabar con la pobreza, reducir desigualdades y apoyar a colectivos vulnerables lo cual tiene gran impacto en los Objetivos.

También realizan una función de sensibilización e incidencia política para alinear la acción de los poderes públicos con la Agenda 2030, y son un excelente canal de comunicación para trasladar el mensaje ésta a la ciudadanía, generando conocimiento por su parte.

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Cómo reportar sobre responsabilidad social en 6 pasos.

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Las empresas se enfrentan a muchas opciones al momento de decidir qué información ambiental, social y de gobierno deben reportar, cómo, a quién y dónde.

Paralelamente, el contexto regulatorio y social en el que operan las empresas, sus partes interesadas, los valores éticos y otros factores influyen en las opciones sobre qué informar.

Unas opciones que, además, son estudiadas con cierta incertidumbre por las empresas debido a  la ausencia de objetivos, estándares y umbrales acordados universalmente para la divulgación de información de responsabilidad social (RS) externa.

Para ayudar a las empresas en la divulgación  de información de RS ha sido publicado recientemente por el World Business Council for Sustainable Develpment (WBCSD) el manual sobre divulgación de responsabilidad social titulado  “ESG Disclosure Handbook

El manual pretende ser una guía para las empresas a la hora de considerar qué informar, dónde, por qué, a quién y cómo en respuesta tanto a los requisitos obligatorios no prescriptivos de presentación de informes de RS (como por ejemplo los asociados al artículo 3.1 de la Directiva de la Unión Europea 2014/95/ UE.), como a los requisitos voluntarios de presentación de informes de RS o a los objetivos corporativos de divulgación que puedan existir en cada organización.

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5 herramientas para medir el impacto social de las empresas.

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La máxima del “lo que no se mide no existe o no se puede mejorar” es especialmente importante e interesante a la hora de tratar sobre la medición de los impactos de las empresas en su entorno.

Más allá de la discusión de si la frase es más o menos cierta o aplicable, una cosa está clara y es la dificultad que en muchas ocasiones tienen las organizaciones para cuantificar, valorar y sacar conclusiones de sus acciones y actividades relacionadas con la responsabilidad social corporativa y sus esfuerzos por contribuir positivamente a la sociedad.

Para valorar esos impactos existen diversas herramientas, que el Clúster de Impacto Social de Forética ha incluido en la guía “Midiendo el valor del Impacto Social Empresarial. Guía de herramientas de medición y valoración del Impacto Social Empresarial” publicada recientemente.

La medición de ese impacto social servirá a las empresas para rendir cuentas de su desempeño social, poner en valor externamente su contribución a la sociedad, mejorar la toma de decisiones estratégicas y la gestión de expectativas y resultados, y generar una mayor credibilidad en grupos de interés tales como clientes, proveedores, inversores o administraciones públicas.

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Las empresas se equivocan en el abordaje de los ODS.

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Existe una gran diferencia entre simplemente ofrecer palabras amables y de apoyo para los Objetivos de Desarrollo Sostenible y realmente incrustar los Objetivos en la estrategia central de los negocios.

A pesar de que los ODS llevan formando parte de las conversaciones y comunicaciones de las empresas globales desde hace más de tres años y existe un número significativo de ellas que dicen estar un comprometidas con los Objetivos, sigue existiendo una brecha entre el dicho y lo hecho.

Y las empresas parece que no están todavía decididas a acabar con esa brecha, o al menos lo están haciendo muy poco a poco.

Así lo expresa el informe “From promise to reality: Does business really care about the SDGs?” publicado por Price Waterhouse Coopers, basado en el estudio de 729 empresas de 6 sectores industriales distintos en un total de 21 países, y en el que también se ofrecen estudios de caso de organizaciones como Danone Francia, el European Chemical Industry Council (Cefic), o el Grupo Energía Bogotá (GEB).

Todavía queda mucho trabajo por hacer si se quiere que ayudar realmente a cumplir con los Objetivos y a la vez beneficiarse de ellos. Un beneficio vinculado al logro de los ODS que se estima un crecimiento potencial de 12 billones de dólares.

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¿Cómo y por qué establecer objetivos de sostenibilidad de alto impacto?


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El establecimiento de objetivos de sostenibilidad ha ido aumentando en respuesta a las crecientes expectativas de los grupos de interés con respecto al desempeño y transparencia de la sostenibilidad corporativa.

Aunque ha habido una mejora sustancial en el establecimiento de metas de alto impacto (objetivos que generan impacto ambiental, social o económico positivo y valor comercial, y que lidian con grandes desafíos de la sostenibilidad), lamentablemente esa mejora se ha limitado a un bloque relativamente pequeño de compañías líderes, e incluso estas organizaciones aún tienen mucho que aprender y aplicar en este ámbito.

Así lo afirma el informe “Targeting Value. Setting, tracking & integrating high-impact sustainability goals” de la consultora británica SustainAbility realizado a partir de revisión de literatura al respecto, encuestas y entrevistas a empresas.

Los objetivos son un facilitador en las circunstancias correctas, pero también pueden generar resultados perjudiciales o desperdiciar tiempo y recursos en circunstancias incorrectas.

A veces, un objetivo puede impulsar a una empresa a ser enormemente impactante en un tema, sin embargo, en otros casos, un objetivo puede socavar la capacidad de la empresa para centrarse en dónde y cómo obtener el mayor impacto.

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Blockchain: un mundo de utilidades para la sostenibilidad.

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Las oportunidades que brinda la tecnología blockchain para muchas de las actividades de nuestras empresas y la sociedad pueden ser utilizadas también para el campo de la sostenibilidad y la responsabilidad social corporativa.

Desde hace ya algún tiempo, ya no nos son ajenas palabras como blockchain, inteligencia artificial, realidad aumentada, impresión 3D, etc. Nuevas soluciones para diferentes desafíos o al menos para intentar hacernos la vida más fácil, aunque siempre habrá quien piense totalmente lo contrario y opine que simplemente complican más las cosas.

Más allá de esas opiniones y de ver cuál será su desarrollo y éxito final, estas tecnologías pueden, a priori, servir para muchas cosas.

El caso que nos ocupa, el blockchain (también conocido como cadena de bloques) es quizá de los más difíciles de entender por parte del público en general debido a su complicación técnica y su funcionamiento basado en cálculos matemáticos y algoritmos, y ser la menos “física” y más virtual de las tecnologías enumeradas.

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