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En el momento en que la tecnología se dirige a ayudar a las personas en lugar de a hacerles perder el tiempo, crearles adicciones de manera más o menos indirecta o a aprovecharse de sus datos con oscuras intenciones, suceden cosas maravillosas.
Sí, puede que la frase anterior suene un poco, como dirían algunos, “happy flower”, pero el que esto escribe cada vez está más harto y huye del uso e instalación de aplicaciones de móvil, tableta u ordenador que son totalmente superfluas y sirven para poco más que para alimentar el big datade sus creadores, mientras que experimenta con otras que, más allá de que suponen un negocio para sus programadores, sirven para ayudar a terceros de una manera u otra.
Y digo que suceden cosas maravillosas porque ponerse desinteresadamente a disposición de un tercero a través de una apppara ayudarle con alguna cosa puntual no solo puede ser realmente útil para ese tercero sino que también sirve para ser consciente de que todos podemos, fácilmente y desde cualquier lugar, aportar nuestro granito de arena en ayudar a los demás, y también darnos cuenta de la necesidad de innovar con esa idea en mente.
Esta semana pasada pude experimentar todas esas cosas al recibir por primera vez una solicitud de asistencia a través de la appBe my eyes, una aplicación gratuita disponible para IOS y Android que conecta a personas ciegas o con baja visión con voluntarios videntes para obtener asistencia visual a través de una videollamada en vivo.
Sé mis ojos en la distancia.
Sí, para hacerlo corto y sencillo, esta apppone en contacto a través de una llamada de video a personas que no pueden ver algo con otras que sí lo pueden hacer y que contestarán sus preguntas acerca de lo que se ve en la imagen. ¿Sencillo, no?
La aplicación fue lanzada en 2015 y desde entonces ha ganado diversos premios de diseño, accesibilidad, o vida saludable, y está disponible en más de 150 países y más de 180 idiomas.
Aunque se calcula que aproximadamente un 60% de las personas con discapacidad utiliza appspara facilitar su vida cotidiana, tal y como señalaba este otro artículopublicado en Compromiso Empresarial, el número de usuarios de Be my eyes (casi cientoveinte mil) con dificultades visuales es muy pequeño respecto al número total de personas potenciales usuarias a nivel mundial y también respecto al número de voluntarios (casi dos millones).
Explicaciones para ese número pequeño de usuarios seguramente podemos encontrar muchas. La principal quizá podría ser la independencia con la que afrontan la vida la mayoría de las personas con problemas de visión, lo cual hace que no necesiten esta clase concreta de asistencia.
También muchas de esas personas se encuentran acompañadas en los momentos en los que podrían necesitar la aplicación, lo cual hace que sean esos acompañantes los que ayuden con la situación o el problema con el que se encuentra la persona.
Otras posibles razones son la razonable procupación de los usuarios en cuanto a su privacidad o las potenciales dificultades para algunas personas a la hora de hacer funcionar la aplicación.
Por último, aunque está disponible en una grandísima cantidad de países e idiomas, no todas las personas tienen un teléfono inteligente a su disposición para su uso habitual por la razón que sea.
Nota: Artículo inicialmente publicado en Compromiso Empresarial. Para seguir leyendo clique aquí.