
Cada año los incendios forestales en nuestro país se avanzan en el calendario y muestran una mayor virulencia, provocados por el imparable avance del cambio climático y auspiciados por la falta de una gestión proactiva por parte de las administraciones.
Recientemente hemos visto en televisión las angustiosas imágenes de los agricultores navarros realizando cortafuegos con sus tractores en los campos, en medio de un paisaje lleno de humo, amenazador y, sin lugar, a dudas peligroso.
Unas acciones que pueden calificarse de heroicas y que demuestran la gran implicación de los hombres y mujeres del campo en la defensa de sus tierras y su forma de vida, ya bastante puesta en peligro por tantos otros motivos (sin ir más lejos, los precios de las materias primas que utilizan o el escaso dinero que reciben por los productos que producen).
Aunque las razones de estos últimos incendios aún están por esclarecer, parece ganar fuerza la hipótesis de que han sido provocados por la acción humana en la realización de actividades agrícolas. En consecuencia, los ecologistas navarros han pedido a la administración autonómica la asunción de responsabilidades y la toma de medidas legales que regulen y prohíban, en su caso, esas actividades agrícolas en determinados días críticos.
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