
A medida que las temperaturas globales alcanzan niveles récord y los fenómenos extremos afectan cada vez a más personas, los servicios climáticos se transforman en algo más que herramientas científicas para convertirse en pilares fundamentales para proteger vidas, fortalecer economías y construir un futuro resiliente.
El cambio climático amenaza a todos los aspectos de la sociedad, desde la seguridad alimentaria hasta la infraestructura crítica y la salud pública. Fenómenos como las recientes y trágicas inundaciones vividas en España, o las olas de calor y las sequías se han intensificado en frecuencia y gravedad, mientras que los impactos económicos y sociales de estos eventos continúan creciendo.
Frente a esta situación, los servicios climáticos han surgido como una herramienta esencial para comprender, prever y mitigar estos riesgos. Estos servicios son sistemas integrales que recopilan, procesan y distribuyen datos climáticos e información basada en investigaciones científicas. Su objetivo principal es apoyar a los responsables de la toma de decisiones en sectores clave, como la agricultura, la energía, la salud, el transporte y la planificación urbana.
Los servicios climáticos permiten prever fenómenos climáticos extremos y tendencias a largo plazo, facilitando la preparación y adaptación de las comunidades frente a los impactos climáticos. Por ejemplo, con información climática precisa, una región puede diseñar infraestructuras resilientes a fenómenos extremos y planificar mejor sus cultivos agrícolas o prepararse para inundaciones estacionales.