
El cambio climático es una amenaza urgente que requiere atención y acción tanto del sector público como del privado. En este escenario, las empresas multinacionales (EMs) juegan un papel crucial, ya que su influencia en la economía global tiene un impacto significativo en las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
Un grupo de esas grandes corporaciones y sus cadenas de suministro es el responsable de la mayor parte de las emisiones industriales globales. El papel desproporcionado que desempeñan estas empresas actúa tanto como un riesgo como una oportunidad para mitigar los peores impactos del cambio climático, y sus ambiciones pueden determinar el rendimiento medioambiental de muchos países.
Según un estudio de la iniciativa Climate Action 100+, en el que se analizaron las emisiones de GEI directas e indirectas combinadas de empresas, se descubrió que 157 EMs son responsables de más del 60% de las emisiones industriales de dióxido de carbono.
Como actores principales en este contexto de grandes emisores de CO2, las EMs proactivas podrían imponer normas de sostenibilidad o fomentar las transferencias de tecnología verde dentro de sus cadenas de suministro que, en algunos casos, afectarían a millones de productores y acelerarían la transición climática.
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