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La credibilidad de las estrategias de carbono cero se pone en cuestión

Foto de Mark Fletcher-Brown en Unsplash

La reciente retirada de compromisos de carbono cero por parte de la Science-Based Targets Initiative (SBTi) ha generado debate sobre el compromiso real de las empresas con la sostenibilidad y el riesgo de caer en prácticas de greenwashing.

La SBTi, nació en 2015 como una colaboración entre el CDP, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, el World Resources Institute (WRI) y el World Wide Fund for Nature (WWF) con el objetivo de cambiar el rumbo de las empresas globales hacia un futuro más sostenible. 

Desde su creación ha estado en la vanguardia de la integración de la ciencia del clima en la estrategia corporativa, exigiendo que las empresas adopten metas de reducción de emisiones alineadas con los requerimientos científicos más estrictos del Acuerdo de París. 

La iniciativa ha ganado reconocimiento y apoyo global, con miles de empresas comprometiéndose a establecer y alcanzar objetivos basados en la ciencia, y  su enfoque único no solo aborda la reducción directa de las emisiones de gases de efecto invernadero sino que también se enfoca en la innovación, la eficiencia energética, y la transición hacia energías renovables, reconociendo la variedad de caminos que las empresas pueden tomar para alcanzar sus objetivos. 

SBTi anima a las empresas a considerar todas las emisiones dentro de su cadena de valor, incluyendo las difíciles emisiones de Alcance 3, que provienen de fuentes no operadas por las empresas pero que son consecuencia de sus actividades, como las emisiones vinculadas a la producción de los materiales adquiridos, el uso de los productos vendidos, y otras indirectas. 

Pero recientemente, muchas empresas que habían establecido objetivos y se habían comprometido con la iniciativa SBTi han visto esos compromisos eliminados por la organización.

La SBTi identifica a las empresas que no cumplen sus objetivos

Para unirse a la iniciativa, las empresas deben notificar a la SBTi su intención de establecer objetivos de reducción de emisiones basados en la ciencia, elaborando un plan conforme a los criterios de la SBTi que detalle cómo alcanzarán sus metas climáticas a corto y largo plazo. Estos planes deben ser presentados a la SBTi para su validación.

En noviembre de 2022, la SBTi anunció que ya no se limitaría a eliminar a las empresas que no presentaran sus objetivos en los 24 meses siguientes a su compromiso, sino que estas organizaciones serían identificadas en el cuadro de mandos con la frase «Compromiso eliminado«.

A las empresas que no pudieron cumplir su compromiso antes de la entrada en vigor de esta política se les dio la opción de eliminar sus compromisos del cuadro de mandos sin ser identificadas

Ahora ha llegado el momento de señalar cuáles han sido las empresas que no han cumplido sus compromisos y más de 200 han quedado identificadas de entre las más de 7.000 que forman parte de la iniciativa.

Las señaladas provienen de diversas industrias y entre las más conocidas están Diageo, Unilever, Procter&Gamble, X (antes Twitter), Microsoft o Marks & Spencer, o S&P Global (que proporciona, entre otros, ratings sobre la sostenibilidad de otras empresas) por citar algunas.

Alcance 3: el principal escollo para cumplir los compromisos

En una encuesta reciente de la SBTi, el 54% de las empresas indicaron que las emisiones de Alcance 3 representan un gran reto para establecer metas de cero neto, casi igualado por la incertidumbre sobre tecnologías futuras (53%). 

El desafío con las emisiones de Alcance 3 radica en su complejidad y diversidad, ya que abarcan una amplia gama de fuentes indirectas a lo largo de la cadena de valor de una empresa, desde la adquisición de materias primas hasta el uso final de los productos por parte de los consumidores. 

Este espectro amplio hace que la medición precisa sea ardua, requiriendo a menudo estimaciones basadas en datos que pueden ser incompletos o inexactos

Además, implementar estrategias de reducción efectivas implica la cooperación de terceros, sobre los cuales una empresa puede tener influencia limitada. Estos factores combinados hacen que la gestión y reducción de las emisiones de Alcance 3 sean considerablemente más complicada la de emisiones directas, complicando el camino hacia el logro de objetivos de cero neto.

Otros obstáculos declarados por las empresas en la encuesta incluyen dudas sobre la viabilidad del objetivo (35%), la falta de una normativa clara sobre la reducción a cero (27%), la ausencia de directrices específicas por sector (23%), datos insuficientes para establecer metas (22.5%), la naturaleza abstracta de las metas de reducción (22%) y conflictos potenciales con regulaciones (18%).

Así mismo, la encuesta resalta la complejidad de alinear metas climáticas ambiciosas con su ejecución efectiva, subrayando esta armonización como esencial en el avance hacia un futuro más sostenible.

Establecer objetivos no basta, hay que convertirlos en realidad

La participación en iniciativas como la SBTi es criticada por algunos como un intento de las empresas de aparentar un compromiso con la sostenibilidad, pretendiendo tomar acción cuando, en realidad, no es así.

Según los propios datos de la SBTi, las empresas ven la iniciativa como una manera de mostrar el liderazgo en sostenibilidad por delante de otras razones como catalizar acciones reales de descarbonización, motivar a las partes interesadas internas, o responder a las expectativas de los clientes, por poner unos ejemplos.

Parece que, al menos en bastantes casos, querer demostrar algo es la razón que las mueve, en lugar usar la iniciativa como una gran herramienta para obtener resultados tangibles que una vez se hayan alcanzado sean comunicados y sirvan entonces como muestra de liderazgo o de compromiso real.

En su camino hacia el cumplimiento de sus compromisos, algunas empresas indican que han perdido la perspectiva de ellos, incluso como consecuencia de la rotación de personal y los cambios de empresa. 

Otras afirman que no habían comprendido del todo sus compromisos, o que no fueron conscientes de ello hasta que recibieron los últimos recordatorios del plazo por parte de la SBTi. 

Los críticos también han acusado a la iniciativa de no responsabilizar a las empresas y de dar credibilidad a objetivos de baja calidad y engañosos.

En respuesta a eso y para evitar el potencial greenwashing por parte de algunas empresas, la SBTi no solo debe realizar un riguroso proceso de validación de los objetivos de reducción de emisiones y ofrecer transparencia en la divulgación de progresos, sino que debe hacer un seguimiento continuo y actualizaciones regulares sobre el avance de las empresas, respaldado con una comunicación clara y honesta con todas las partes interesadas para garantizar que los compromisos se traduzcan en acciones concretas.

Nota: este artículo fue anteriormente publicado en Revista Haz el 3-4-24 .

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