He leído durante estas últimas semanas diversos artículos y estudios sobre la integración de personas con discapacidad, tanto en el terreno laboral como social, que me han llevado a reflexionar sobre algunos de los retos que tiene este colectivo y comentarlos brevemente en este post.

A continuación comento los cinco retos que me han parecido más relevantes:

• (In)Cumplimiento legislativo: La antigua LISMI (Ley de Integración Social del Minusválido) de 1982 nunca ha sido cumplida por la mayoría de las empresas de más de 50 trabajadores que están obligadas a que su plantilla esté compuesta por un mínimo de un 2% de personas con discapacidad o, en su defecto, cumplir con las llamadas medidas alternativas. Falta inspección y sanciones por parte de la Administración, pero qué podemos esperar cuando vemos noticias como que el 30% de las plazas reservadas a personas con discapacidad en la Administración Central no se cubren. Falta predicar con el ejemplo.

• Invisibilidad y prejuicios en los medios: La discapacidad no suele ser tratada en los medios, y cuando lo es en lugar de ser tratada desde la naturalidad y la cercanía se suele hacer desde el desconocimiento, el prejuicio y la condescendencia. Se remarca lo que diferencia a las personas con discapacidad en lugar de aquello que tenemos en común todas las personas. La discapacidad se esconde en las series televisivas y tampoco se ven profesionales con discapacidad en programas de primera linea. Iniciativas como las desarrolladas por la Fundación ONCE trabajan para visibilizar socialmente más y mejor al colectivo y sus familias a través de los medios de comunicación.

• Familias sobreprotectoras: En su afán por la persecución del bien y del mínimo sufrimiento para sus hijos e hijas con discapacidad, los padres y las familias de éstos ejercen en muchas ocasiones una sobreprotección hacia estos niños y niñas, que acaba por conseguir justamente lo contrario a lo que las familias desean, e impide poco a poco lograr su independencia como personas. Según el 4º Informe Discapacidad y Familia de la Fundación Adecco y JYSK, sólo 3 de cada 4 padres y madres apuestan por dotar a sus hijos con discapacidad de recursos y herramientas para ser autónomos. En una sociedad cada día más competitiva y con más dificultades de acceso al empleo para todas las personas, es primordial que las familias dejen de ejercer esa sobreprotección y preparen a sus hijos para los retos a los que tendrán que enfrentarse tanto social como laboralmente. Mientras, el 65% de los jóvenes con discapacidad cree que ésta es un obstáculo para encontrar empleo, y en la universidad los universitarios con discapacidad representan tan sólo el 1,3%, lo cual los deja en clarísima desventaja a la hora de optar a puestos de trabajo cualificados.

• Accesibilidad universal: Existen todavía falsos mitos sobre la accesibilidad que hacen que no todos los espacios sean accesibles a personas con movilidad reducida. Mitos como pensar que la accesibilidad sólo sirve para las personas con discapacidad y las demás personas no la necesitan, que construir espacios accesibles es más caro, que simplemente cumpliendo con la ley de accesibilidad existente ya se garantiza el conseguir espacios accesibles para todos, o que un edificio meramente por tener una rampa ya es accesible. Hay que romper con estos falsos mitos y promover e implantar una accesibilidad universal real a todos los niveles y tanto en los ámbitos públicos como privados, y sobretodo en etapas de diseño y construcción de los mismos y no a posteriori como un añadido o reforma.

• La doble discriminación mujer con discapacidad: Desafortunadamente, la desigualdad por razón de género sigue persistiendo entre hombres y mujeres y el hecho de ser una mujer con discapacidad hace que su situación sea aún más desfavorable. Las mujeres con discapacidad se ven privadas o limitadas al acceso a la educación por lo que hay un índice de analfabetismo superior en mujeres que en hombres con discapacidad, al igual que sucede con la tasa de paro. En algunos casos, las mujeres con discapacidad manifiestan dependencia hacia su pareja, física y emocionalmente, y por si eso fuera poco el colectivo de mujeres con discapacidad es un grupo con alto riesgo de sufrir algún tipo de violencia. Iniciativas como la del CERMI en su II Plan Integral de Acción de Mujeres con Discapacidad 2013-2016 para impulsar las políticas públicas de género y la discapacidad son totalmente necesarias.

Considero que es esencial que se articulen y lleven a cabo programas e iniciativas públicas y privadas que pongan en valor a las personas con discapacidad, que creen ejemplo y que ayuden a que estos retos sean cada vez menos importantes. En este sentido podemos contar con la llevada a cabo por el Global Reporting Initiative (GRI) y la Fundación ONCE para integrar la discapacidad en las memorias de Responsabilidad Social Corporativa de las organizaciones. Otra iniciativa interesante es la de la Fundación Bequal que, a través de la certificación que lleva ese mismo nombre, apuesta por poner en valor el compromiso y esfuerzo de las organizaciones que han incorporado políticas empresariales que favorecen la inclusión de las personas con discapacidad tanto como trabajadores como consumidores o usuarios de servicios.

Debemos entre todos en nuestro día a día y dentro de nuestra posibilidades fomentar y facilitar la integración sociolaboral de este colectivo. En el anterior post de este blog hacía mención a que “todos éramos peatones” de la RSC, y para finalizar este creo que estoy en lo cierto si digo que

Todos somos o podemos llegar a ser discapacitados en algún momento de nuestra vida.